domingo, 29 de junio de 2008

Antes de la primera vez

Era en una noche de intensa humedad primaveral, moscas, mosquitos y otros insectos sobrevolaban la cantina de aquel club de barrio.
Se sentó él con la amargura fija en su mirada, la barra de la cantina era inmensa, mucha madera carcomida después de treinta años de uso indiscriminado, y ningún tipo de mantenimiento. Las paredes contaban historias de triunfos y derrotas, de amor y de engaño. Pero cada mancha de humedad en el techo, decían los socios, que era algún amigo que les lloraba desde el cielo.
Pidió dos empanadas de carne dulce y mientras esperaba, por la ventana miraba como se terminaba la organización de aquel acto político. Ya era el cierre de campaña para las presidenciales y algún partido de izquierda, había pedido prestada la cancha del club. Eran setenta personas organizando. .
La asistencia no era demasiada pero la música era totalmente desproporcional con esta. Los tímpanos de él estaban casi ensordecidos.
Llegaron sus empanadas. Las miro con asco, como a los insectos que rondeaban la cocina, pero sabía que nada mas iba a poder comer durante esa noche, ya que no era de él esta.
A la vez dio un vistazo a las pocas mesas concurridas, ese no debería ser su lugar. Hombres de tercera edad disfrutando los cuerpos de las jóvenes que asistían al acto. La baba les chorreaba de la boca como cataratas, en las cuales las moscas se bañaban y descansaban. Las expresiones vulgares de estos hacían florecer en él su espiritu hidalgo, pero esa no era la noche de el. Así se fue.
Partió con rumbo fijo y sin nada que perder, hoy él dejaría de ser él, pero en que se convertiría solo el tiempo lo va a demostrar.

sábado, 28 de junio de 2008

La verdad es del tiempo y no se la podre quitar

El tiempo sin hablar, discutir, ni gritar, nos retrata la existencia en una formula simple de tres factores intocables, casi inexistentes. El primero de estos es el pasado, intangible y lleno de verbos en potencia, muchos expresando un tono de arrepentimiento, y porque todo paso. Luego esta el presente, este fiel enemigo de la presencia y la constancia. Más allegado y afín a la ausencia, demostrando que es el momento que siempre pasara por nuestro costado, en frente de nuestra nariz, sin avisar, dejándonos el brillo de la inútil expectativa. Y por ultimo esta el futuro, impredecible, intrigante, oscuro, y una vez que se dignifica a llegar, se transforma en ese presente que no se preocupa en dejarnos cuando lo queremos, o necesitamos junto a nosotros.
Así, ninguno de estos tres estadios de la realidad que conforman nuestra historia, tanto la individual como la de la humanidad en general, están a nuestra disposición. Por esta razón el tiempo deja a la expectativa, el esfuerzo y a la suerte que nuestro destino tome un camino y no otro, que nos volvamos más felices o más miserables.
Somos un grano de arena en la playa del tiempo, una simple partícula tan insignificante como las demás que están cerca.
Esa es la realidad. La diversidad y convencionalismos de la humanidad son una simple creación utilizados para la supervivencia de una especie vacía de talentos, vacía de respuestas. Pero llena de preguntas y de ambiciones.
El fin de la humanidad no es el fin del tiempo, este último es simplemente el más preciso de los metrónomos, que va marcando el ritmo de nuestra sinfonía hasta el último pulso, cuando los hombres en un rapto de anarquía absoluta nos terminemos de aniquilar. Pero esto no significa que el metrónomo valla a parar, nosotros dejaremos de escucharlo pero las especies que sobrevivan o la nada misma seguirán su ritmo incasable.
Así como nos presentamos, así como nos mostramos, así como vivimos. Es así como nos recuerdan.
Solos y equívocos, asombrados y atónitos vemos pasar la vida desde una vidriera que se empaña con el pasar del tiempo y no se puede limpiar, porque este deja marcadas en nuestras vidas las miserias y las pocas alegrías.
Este metrónomo de calidad inigualable está marcando mis momentos finales y así veo que el tiempo está más allá de mí. Más allá del entendimiento y del deseo de poder empezar lo que nunca, ni siquiera en un ilusorio inconsciente, pude haber decidido simplemente comenzar.

viernes, 27 de junio de 2008

Hombre Comun II

Comienzo mi vida por el final, ya que así pienso que debería ser. Hoy son todos retazos de memorias y momentos perdidos en la expectante avaricia de nunca perder. Simplemente no encuentro razón por la cual algún ser humano crea que la vida es hermosa por tener siempre inseguridad tan desesperante e infalible, que ante un paso en falso conciente o no, te deja y ahoga de la forma más desesperante y asesina. Fue la constante de mi vida, pasos en falso que me dejaron sin nada, solo, y en tres ocasiones con hambre de suicidio.
Soy un hombre común relatando como ultimo acto de fe una muerte anunciada desde que nacemos, pero que algunos no la esperan como yo hoy, con los brazos abiertos y maldiciendo su demora. Maldiciendo que no me lleva y me sigue torturando en este desagradable basurero que llamamos mundo.
Mi vida comienza en el final, cuando puedo saber que vine a morir, mi propósito y mi única razón de estar aquí. Todo lo que sigue de ahora en más es relatado, por un hombre que cree que en la vida intrascendente que llevamos, la llenamos con nada.
Así me corresponde simplemente advertir, aunque no es obligatorio creerme, que la vida no devuelve, simplemente nos quita todo, absolutamente todo incluso lo que no tenemos. Estamos arrojados en un espacio que no nos pertenece. Aseguramos el control aunque estemos descontrolados, creamos vida aunque gocemos con la muerte y la desgracia de ver sufrir a aquel que desperdiciamos.
Siempre me coloqué a una distancia prudente de lo que consideraba el mal y la tentación. Jugué con mis sueños, aunque los defraude a la mayoría, cambiándolos por sentimientos egoístas que, siendo más banales, dieron ese placer instantáneo que suelen dar. Volver atrás sería lo mismo, fueron años donde toque el éxito. Éxito que perdí cuando salí perseguir a otro sentimiento banal. Mi rey, mi tesoro, mis expectativas se volvieron el más fuerte de los venenos.