Solo faltaba un kilómetro, diez míseras cuadras, limitados mil metros. Era lo único que podía saber, ya que el tiempo no era suyo, ya que la tarea no era para él. La noche avanzaba lenta como sus pasos y le demostraba que él dejaría de ser él.
A este ritmo la paranoia iba creciendo dentro de su atormentada cabeza. Mareado busco apoyo en una pared pero sus piernas de repente cedieron y lo dejaron caer, desprotegido como en una caída al vació sin paracaídas. Sus ojos veían objetos inanimados cobrar vida y sus pupilas prácticamente ya no existían. Todo era negro, se sentía ofuscado, atrapado, estaba de rodillas en el medio de la calle tapándose los oídos, debido a que se le tornaba imposible aguantar ese inexistente ruido que lo estaba ensordeciendo. Mientras, los árboles de la plaza se establecían en una orgía en la cual tenían sexo con las tres fuentes y las dos estatuas que estaban de simple decoración en el lugar, y por si fuera poco el encargado de la plaza invitaba a hombre que se le cruzara a que le practique oral. Toda esta escena era presenciada por un gordo de unos ciento cincuenta kilos que le había hecho el amor minutos antes a una cabina telefónica, y ahora disfrutaba de un aperitivo nocturno, estaba tan excitado que la comida se le caía de la boca, chorreaba sobre su pecho pero no le molestaba limpiarse, se reía a carcajadas y gritaba una y otra vez cuanto le gustaba coger.
Cerró los ojos y todo se calmo. La coreografía que realizaron los objetos y sus personajes dentro de su cabeza le dejaron estragos irreparables, su cerebro ardía de una manera indescriptible, se podría decir que exploto y que nunca funcionaria como el de alguien normal de nuevo, eso era lo necesario. Abrió los ojos. Ya no distinguía lo real de lo imaginario, el sudor de su frente era como gotas de lava ardiendo. Seguía de rodillas, con la mirada en la nada, le tomo unos minutos para volver en si y darse cuenta de lo que había pasado, y en cuanto lo logro ya no le cabía ninguna duda. Él ya no era él, y por primera vez, la noche empezaba a ser suya.
Se levanto mas vivo que nunca, una sensación de poder le corría por las venas, no reconocía restricciones, de ahora en mas estaba todo permitido.
Tomo el bolso y partió. Los mil metros los cruzo en muy poco tiempo, nadie iba a interferir en lo que el debía hacer. Así llego.
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6 comentarios:
yo hasta ahora me gustaria saber si en verdad aveces podemos distinguir lo real de lo imaginario???
Me cautivo esta forma tan especial de escribir.
Un saludo.
mderman.com.ar
saludos
que paso??? nos quedamos sin inspiracion????????
Lo he venido a buscar, esperando que a su paso hubiese dejado alguna huella, o será acaso que se ha detenido a descansar y si es así, espero leerlo pronto.
Saludos.
Me gusta mucho tu estilo y las imágenes que logras, estoy segura que ya te dije lo de las imágenes, pero es que lo haces muy bien...espero lo que sigue, me tienes cautiva.
Un abrazo...
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